domingo, 23 de febrero de 2014

Personas pobres, sumisas y anuladas


Podemos definir a una persona pobre como aquella que le falta lo necesario para vivir o desarrollarse o tiene muy poco. También pobre puede ser una persona infeliz, desdichada o triste.
También hablamos de que sumisas son las personas obedientes, que se dejan dominar por otras o por unas circunstancias sin resistirse.
El concepto de personas anuladas se refiere a la imposibilidad de que puedan desarrollar con normalidad sus actividades de la vida.
Estamos en unos momentos de sumisión y anulación, por un lado se trata de imponernos desde arriba aquello que imposibilite dar oportunidades a las personas más vulnerables, que en estos momentos considero más del cincuenta por ciento de los que vivimos en este país. Por otro lado, se intenta anular a esas personas, impidiendo el acceso al trabajo, evitando que piensen, que aporten propuestas, que desarrollen sus potencialidades y que sean capaces de resolver sus propios problemas y necesidades.
La pobreza surge de esta sumisión y anulación que nos envuelve y que se construye a partir de unas decisiones tomadas por parte de nuestros gobernantes. Así se está llegando a una forma de vida que aparece como imposibilidad de acceso o carencia de los recursos para poder satisfacer las necesidades biológicas y sociales.
El poner en marcha recursos y prestaciones, si éstas son sólo ayudas económicas, los Servicios Sociales se vuelven caritativos y asistenciales, no deja de ser un arma para anular, hacer sumisas y dependientes a las personas.
Como Educador Social trabajaré con las personas, grupos, colectivos y la propia comunidad, en la proximidad, favoreciendo acciones y procesos que permitan un crecimiento personal positivo, crítico, de autonomía propia, de participación,  desarrollando recursos y capacidades para mejorar la calidad de vida. Mejor enseñar a pescar que dar los peces.
Samuel N.P.

domingo, 16 de febrero de 2014

El diagnóstico participativo en Educación Social


El diagnóstico constituye la primera etapa dentro de un proceso de planificación. Es la actividad a través de la cual se interpreta la realidad que interesa transformar.
Cuando hablamos de diagnóstico participativo nos referimos a que éste se desarrolle a través de una participación grupal y no individual. Este tipo de diagnóstico nos permite conocer mejor la propia realidad, los problemas y las causas. El diagnóstico participativo constituye una valiosa experiencia socioeducativa en sí misma.
Mi propuesta en este tipo de diagnóstico parte del trabajo de intervención desde un CEAS (Centro de Acción Social), que son los Servicios Sociales de Base, con dependencia de la Diputación de León, ubicado en la localidad de Cacabelos (León), en concreto dentro del proyecto “Calo lachó” que desarrolla acciones con el colectivo gitano.
Como técnico integrante del Equipo CEAS, que viene desarrollando el proyecto “Caló lachó”, en el que se enmarca un conjunto de acciones de una manera integral, dirigidas a todo el colectivo gitano y al conocimiento y sensibilización de la comunidad en general con respecto a dicho colectivo, se me plantea la necesidad de conocer el grado de motivación de la mujer gitana joven en cuanto a su desarrollo personal y profesional, ya que ellas se mueven normalmente en el espacio privado, doméstico, en el que tienen asignado un rol muy específico: el cuidado de sus hijos e hijas, el de las personas mayores, las tareas domésticas, etc. Es por lo que se decide conocer esta realidad a través del desarrollo de un diagnóstico participativo entre un grupo de mujeres jóvenes gitanas.
El proceso del diagnóstico participativo sigue los mismos pasos que cualquier proceso  de diagnóstico individual: Planificación (delimitación del problema, hipótesis y objetivos, diseño de la exploración diagnóstica), exploración diagnóstica (anamnesis/historial, desarrollo de la entrevistas), análisis, valoración de la información recogida y juicio diagnóstico, registro diagnóstico, evaluación de la información y pautas de intervención.
En realidad un diagnóstico participativo permite conocer mejor la realidad, las necesidades y causas, en este caso de un colectivo determinado, las mujeres jóvenes gitanas. Como todo proceso socioeducativo participativo, este diagnóstico parte necesariamente de los conocimientos y experiencia de las participantes. Se trata con este tipo de diagnóstico dar relevancia a la opinión de las propias personas que viven una realidad determinada. También es muy motivador, posibilita al  grupo la búsqueda de soluciones viables y a la vez compartidas, en este caso entre el colectivo y las instituciones públicas.
Samuel N.P.

martes, 4 de febrero de 2014

Principios deontológicos en el diagnóstico socioeducativo


Los Educadores y Educadoras Sociales debemos tener en cuenta como profesionales del diagnóstico socioeducativo una serie de principios a respetar: 

a)      Profesionalidad: La intervención siempre con respeto a la persona, protegiendo el principio de los Derechos Humanos, con responsabilidad, competencia profesional y prudencia en la utilización de técnicas y herramientas.

b)      Acción socio-educativa: El Educador y Educadora Social ha de ser coherente con la responsabilidad de acompañar a la personas, a los grupos y a la propia comunidad para que resuelvan sus necesidades.

c)      Objetivos: Se deberán buscar permanentemente lo verdadero y válido para la persona, su perfeccionamiento profesional y la promoción de los principios de libertada de prender, de enseñar e igualdad de oportunidades educativas para todos y todas.  

d)     Derechos Humanos y Leyes: Siempre actuar respetando la legalidad vigente y los Derechos Humanos. 

e)      Responsabilidad de la información: Secreto profesional de las informaciones obtenidas, cuidando la discrecionalidad cuando se pase la información a otros profesionales.  

f)       Formación Permanente: Somos profesionales que tenemos el deber y el derecho de recibir formación, de actualizar y mejora nuestras competencias de manera continua.  

g)      Solidaridad profesional: Una actitud por parte del profesional que sea activa y contractiva.  

h)      Respeto al sujeto: Respetar la dignidad de sujeto como persona, su autonomía y libertad. 

i)        Coherencia institucional: La labor del Educador y Educadora Social debe ser coherente y respetuosa con las estrategias y proyectos de las instituciones donde trabaje. 

j)        Participación comunitaria: El Educador y Educadora Social debe promover la participación de las personas y de la comunidad. 

k)      Trabajo en equipo: El Educador y la Educadora Social deberán facilitar y aprovechar el trabajo en equipo participando en actuaciones interdisciplinares.

Del libro “Diagnóstico de la Educación Social
Autoras: Piedad Granados García-Tenorio y María José Mudarra Sánchez
UNED-Editorial Sanz y Torres